Quizás te ha pasado que tu Aceite de Oliva Virgen Extra toma un aspecto turbio o grumoso durante meses de temperaturas bajas. ¡No hay nada de qué preocuparse! Es un proceso natural del aceite que no altera su composición, ni sus beneficios nutricionales o sabor.
El aceite de oliva es una grasa natural sin aditivos, que al igual que la manteca, por ejemplo, entre más fría la temperatura a la que se expone, más sólida se pone. En el caso del aceite de oliva virgen extra, las temperaturas bajas propias del invierno, promueven la solidificación de sus compuestos grasos. De hecho, el AOVE tiene una mayor densidad en temperaturas por debajo de 20°C en comparación con temperaturas más altas y cercano a los 10°C, puede empezar a mostrar una textura grumosa.
Para evitar que esto suceda, se recomienda almacenar el AOVE en lugares oscuros a una temperatura ambiente de entre 15°C y 25°C. Si tu aceite llegara a presentar una textura turbia o solidificación, te recomendamos poner la botella debajo de un chorro de agua tibia durante 10-30 segundos y repetir en caso de ser necesario; lo importante es ayudar al aceite a alcanzar una temperatura cercana a los 15°C para derretir cualquier tipo de solidificación.
Tip de cocina:
Podés poner en un frasco de boca ancha AOVE con las hierbas de tu preferencia y guardarlo en la heladera para utilizarlo como untable o sustituto de la manteca ó poner esta preparación en una cubetera y llevarla al freezer para tener cubitos de AOVE saborizados en pequeñas porciones para utilizar en tus preparaciones.